
Palabras de un médico
Santiago Repetto – 23/8/2017
Médico Voluntario de USF
Cuando pensamos algo, que sentimos que es bueno hacer para los otros, para un
otro, y lo llevamos a cabo, nos cuesta a veces ver si hicimos bien a ese otro.
Actualmente suele medirse, o intentar hacerlo, lo que se hace con cambios
«objetivos»; y numéricos. Y en caso de no encontrar ese valor medible, nos
decepcionamos de lo que hicimos, de los resultados y de nosotros mismos.
Cuando esto nos pasa empieza a cuestionarse si vale la pena el esfuerzo hacia
otros.
Existe aquello no cuantificable, o difícil de hacerlo, que generamos en muchos de
los contactos que hacemos en cada relación con el otro cuando intentamos darle
un servicio.
Uno de esos puntos es el sentimiento de que vienen a mí sin querer sacar un
provecho propio (más allá que él que va a ayudar lo tenga). Eso renueva algo
intangible que es la confianza en el otro.
Hay pequeños y no tanto, cambios culturales que se generan casi sin notarlos por
este contacto planteado desde el voy por el otro.
Hay pequeños cambios que tal vez no sean los que uno buscaba, y no por eso
menos importantes.
Confianza en otros, en la humanidad.
Sentimientos de valía, de que tienen valor para otros.
Empoderamiento, descubriendo las propias capacidades de hacer, aunque sea un
poco.
Estímulo para superarse.
Y otras cosas personales, internas, vitales.
Los cambios en las formas de vivir la vida, los cambios buenos, siempre se dan en
forma paulatina, de a poco, en algunos más lento que en otros, en algunos no.
Este grupo de jóvenes, algunos más comprometidos que otros, algunos que entran
y salen, hacen más de lo que creen, hacen más de lo que proyectan, hacen más de lo
que se ve.
Gracias